Home » » Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo

Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo


Su trono una cruz, su corona unas espinas

¿Quién puede detener los planes de Dios? Nadie. Pues mientras tratamos de limitarlo y vencerlo con métodos humanos, Él usa los divinos para conquistarnos. El evangelio de San Juan nos presenta cómo los líderes religiosos Judíos y Pilatos, movidos por el miedo de quedarse sin poder, por la inseguridad personal, la envidia, la soberbia y la ignorancia, tratan de impedir el proyecto de Dios mostrado en su Hijo Jesús. Por eso terminan condenándolo a muerte, sin saber que lo único que hacían era construirle el trono más alto y más duradero: “La cruz”, en adelante sede del amor divino. Movidos por el pecado, ahí lo quisimos poner los humanos, pero Él desde ahí nos conquistó y nos mostró lo más sublime: el perdón divino.

No conocer a Jesús o vivir con prejuicios respecto a sus propuestas, ocasiona que se piense que su reinado nos quita libertad o nos hace perder poder y autonomía de vida, cuando en realidad se trata de todo lo contrario. Si los líderes religiosos judíos y el mismo Pilatos hubieran abierto su corazón al plan de Dios, sus propias tareas religiosas y civiles, respectivamente, hubieran tomado otras dimensiones. Pero así somos los humanos, a veces nos aferramos a asegurar lo poco y descuidamos lo más grande y sagrado.

Jesús vino para reinar y frente a Pilatos aclara el carácter de su reinado: Su Reino no está cimentado sobre la prepotencia y la opresión, sino en la verdad que hace libre: Tú lo has dicho, le dice a Pilatos. “Soy Rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz” (Jn. 18, 37). Su misión es reinar con la verdad, pero dicha misión se concretiza sólo en aquellos que escuchan y acogen su voz. Jesús reina desde la Cruz, pues ahí ha puesto la sede del amor, desde ahí, con su sacrificio, salva a aquellos que escuchan su voz, que quieren vivir en la verdad y están dispuestos a nutrirse del amor verdadero.

El evangelio nos presenta a un Pilatos que, débil de carácter y presionado por otros, cree condenar a Jesús, pero en realidad el condenado no es Jesús, sino aquellos que se privan de la verdad, aquellos que, cerrando su corazón y sus oídos, piensan que pueden vivir en su visión muy personal de la vida, en el modo como ellos creen que debe llevar las cosas. De ahí que la Cruz es símbolo de salvación, pues Cristo la asumió para vencer al enemigo más grande: El pecado, que genera muerte. Pero hay quienes se resisten a ser parte de esta victoria, y en ese sentido se privan de los beneficios de quien lo ha vencido todo; para ellos la cruz se convierte en signo de condenación.

El día de hoy la Iglesia nos invita a que, después de haber celebrado durante un año los misterios más importantes de la salvación traída por Cristo, y si Él nos ha convencido, que lo proclamemos nuestro Rey. La Iglesia quiere que libremente decidamos, si hacemos de Cristo nuestro Rey o simplemente nos mantenemos al margen. Decir que sí, significa comprometernos a vivir fieles a la verdad, así como ésta emana de la sabiduría divina. Significa estar dispuestos a dejarnos amar por Dios, como Él quiere amarnos. Significa decirle al Señor Jesús que Él mande en nuestro pensar, para que éste sea conforme a la verdad, que mande en nuestro corazón para que nuestros sentimientos sean un motivo de encuentro saludable con los otros y decirle que disponemos nuestra voluntad para que nuestras decisiones sean siempre para bien, a ejemplo suyo, no importando que a veces eso implique una dolorosa cruz.

Los reinados temporales se doblegan con la muerte, los reinados desde la verdad y el amor se eternizan, pues se sustentan en Cristo que es Alfa y Omega, el principio y el fin de todo (cfr. Apocalipsis, 1, 8).

Pbro. Carlos Sandoval Rangel

Comparte este articulo :

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Soporte : Diocesis de Celaya | OFS en Mexico | Sacerdotes Catolicos
Copyright © 2013. Padre Carlos Sandoval Rangel - Todos los Derechos Reservados
Sitio creado por Pastoral de la Comunicacion Publicado por Sacerdotes Catolicos
Accionado por El Hermano Asno